20 junio 2006

Mediterráneo


Quizá porque mi niñez
sigue jugando en tu playa,
y escondido tras las cañas
duerme mi primer amor,
llevo tu luz y tu olor
por donde quiera que vaya,

y amontonado en tu arena,
guardo amor, juegos y penas.
Yo, que en la piel tengo el sabor
amargo del llanto eterno
que han vertido en ti cien pueblos
de Algeciras a Estambul,
para que pintes de azul
sus largas noches de invierno.

A fuerza de desventuras,
tu alma es profunda y oscura.

A tus atardeceres rojos
se acostumbraron mis ojos,
como el recodo al camino...

Soy cantor, soy embustero,
me gusta el juego y el vino,
tengo alma de marinero...

Qué le voy a hacer si yo
nací en el Mediterráneo.

Y te acercas y te vas,
después de besar mi aldea.
Jugando con la marea,
te vas pensando en volver.
Eres como una mujer,
perfumadita de brea...

Que se añora y que se quiere,
que se conoce y se teme...

Ay, si un día, para mi mal
viene a buscarme la Parca.
Empujad al mar mi barca
con un levante otoñal,
y dejad que el temporal
desgüace sus alas blancas.

Y a mí enterradme sin duelo,
entre la playa y el cielo...

En la ladera de un monte,
más alto que el horizonte,
quiero tener buena vista.

Mi cuerpo será camino,
le daré verde a los pinos,
y amarillo a la genista...

Cerca del mar, por que yo
nací en el Mediterráneo.

Joan Manuel Serrat

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